miércoles, 15 de junio de 2011

Poema de Daniel Montoly



Retorno del pájaro

A Ken Saro Wiwa

Poeta de angosturas áridas
donde pastan las cabras celestiales;
hijo de un pueblo
con pagodas negras en las cabezas
y danzas tristes
en las nalgas de los dioses.
Te erguiste como un pájaro en la garganta
del transnacional crepúsculo
que aprisionaba las lenguas
zurciéndolas al infortunio de las botas.
¿Quién iba a pensar
que tus versos
despertarían la ira de la niebla?
Vinieron de los cuatro costados
sobrevolando la era como avispas atómicas,
te enjuiciaron,
y tu sentencia fue ser difunto
con los labios orbitando en las oscuridades.
Los airados corceles del viento
cargaron con tus osamentas a las cúspides
y las ocultaron en las gotas del rocío
para lavar tu dignidad
que goteaba en los montes silenciosos.
Poeta tan negro como las alas de la noche
dime cómo investir las palabras
para que anden silvestres por los espacios
enrejados con miserias existenciales,
por qué el grito hondero de la edad nocturna
coagula las voces de la lluvia
y cuaja los corazones de los hombres
con lutos de semen muerto .
Vuelve tus osamentas al presente,
tráenos la juventud de la poesía de vuelta
para poder saciar esta espera interminable
que transformó las médulas del alba
en piedras convulsas,
y la miseria en una prostituta piadosa
para cualquier costilla con la edad de la inocencia.


Daniel Montoly

domingo, 5 de junio de 2011

Poema de Susana Fernández Sachaos



Pájaro de fuego



Hay un clamor rojo en el aire.

Un pájaro de fuego cruza

a ras del agua.

He visto llamear la lejanía,

la tengo en la mirada.

Con otro ánimo, con otra espera,

se repite ese fulgor.

Una dicha existía y ahora vuelven

esas alas rojas que son mías

y del ave de fuego.

Somos dos y uno en el poema.

Lejos quedó una tierra quemada

por el infierno de los hombres,

a la que no volveremos;

porque somos el ave y yo,

fugitivos de esa tierra.

Porque somos las alas y el fuego,

y el intento de un poema

que sólo arda en la belleza.


SUSANA FERNÁNDEZ SACHAOS