miércoles, 7 de mayo de 2014
El regreso de 30.000
Tal vez
hoy no haya sido el día más feliz.
Hubo
otros, lluvisoleados con grillete de plata y corazón indescriptible.
Días de
cuento para oír sin palabras, con rotura de voz, presagiando la plenitud que
contuvo el silencio.
Ese
vínculo místico de la no palabra, ese poder estar tan adentro del otro que
creemos estar solos.
Cuando
no vale pellizcarse porque despertaremos con la mirada en el techo improvisando
imágenes en las manchas de humedad.
Tal vez
hoy no ha sido el día más feliz, faltaron caracoles de nácar para escuchar el
gemir del Pacífico, faltó una simple flecha de obsidiana para probar el arco y
aún conservo un pequeño océano de pena por si mis ojos quisieran navegar.
Se
desangró el momento que contuvo la palabra exacta sin coleccionar excusas.
Un
avatar insólito me puso de pie cuando no había cábala ni risa. Me sorprendió
escribiendo el aire en el banco de la nada y sin genios ni gnomos extendió
pasaje al sol.
Regresaron
los ausentes, si hasta vos, estabas.
Tal vez
hoy no fuese el día más feliz de mi vida
Suscribirse a:
Entradas (Atom)