jueves, 29 de mayo de 2008

Poema de Rubén Vedovaldi - Foto Liliana Muente




SI REPOSARA SU AMADO OIDO EN MI COSTADO



tengo la palabra labiosdemiamor en lapuntadelalengua
justo en medio de la boca del idioma y tengo
la puntita de su canción por empezar
vientre estrella se llama dulce ombligo
ronrroneos de ella o algo así

la soledad me ha envuelto en tantas vueltas
nunca aprendo a sentir me recorre
estremece atraviesa fulmina
lo que no tiene nombre

quedo tumbado
...........del corazón
a merced de locura maravillosa
tonto y desarmado animal en celo

¿cómo pintar la presa en las paredes
de esta gruta brutal de mis deseos?
¿ cómo escribir tenecesitotanto y que no sea frase vulgar?
¿ cómo decir amor y que no se haya oído
dicho visto palpado vivido nunca?

a lo mejor amor me quema los papeles
.................o rompe el diccionario de la lengua
dulce rotura o rayo qué se yo

yo no sé si tiene amor la eternidad o
yo no sé qué me han hecho tus ojos
o me hacés tanta falta como alas al ángel

¿ viste esa luna enorme anoche?
yo no pude dormir ni estar despierto
no puedo respirar no nado nada
no me sale vivir me da ocupado

a lo mejor me sobra lo peor me falta lo mejor

.................ardo con tu nombre de lluvia salpicándome el sueño
y el baile de tu pequeña altura mareándome

ruedo la playa sola de los días
como caparazón al que faltara la tortuga del alma
o la alondra en el drama del alma
....................tan al filo de la copa del amor
....................como al borde de su abismo

si reposara su cabeza en mi pecho
si apoyara su amado oído y oyera

...................( el relicario de mi corazón copia su rostro )

ni mi puño ni mi boca pueden hablarlo ! ! !


© Rubén VEDODALDI

sábado, 3 de mayo de 2008

Prosa poética de Diana Poblet con fotos de Olga Ricci


Dilemas de la sombra


Algunos creen ver en mí una claridad de llama porque ilumino con palabras sus rincones clausurados. Ignoran los espejos linternas que fueron necesarios para crear esta apariencia, reflejo y llama.
Desconocen los inviernos que recosté en el olvido para entibiar algo de magia. Llegué a confundir compañía con exceso de ausencia.
Busqué en calles, en plazas y hasta en bibliotecas hasta que una tarde, exhausta, sentada a orillas del suicidio, lo encontré en mí, justo ahí, adonde jamás había buscado.
No necesité libracos para discernir teorías ajenas sobre la luz.
Hay quienes creen que alumbro; sólo reflejo lo que otros alumbraron.


© diana poblet