lunes, 30 de agosto de 2010

Poema de Oscar Agú




Leyendo otros poetas


conmovidos por el esplendor....todos

por cierto candor a hierba, a pájaro


cada línea de poema leído arrulla

...............una mueca de sabor ígneo

...............un delirio acunado en una palabra

...............un grito sostenido.


Oscar A. Agú

Poema de Silvia Loustau




a Marucha Rave, en ella todas las Madres



Madre amada
mujer de cicatrices y solsticios
amiga de los pordioseros
eterna compañera de los torturados
ven, ayúdame en la amanecida.
déjame descansar la memoria
en tus faldas
inundadas del perfume agrio de los ausentes
.


Traduïda al català per Pere Bessó


a Marutxa Rave, en ella totes les Mares



Mare estimada
dona de cicatrius i solsticis
amiga dels pidolaires
eterna companya dels torturats
vine, ajuda'm a l'alba.
deixa'm descansar la memòria
en les teues faldes
inundades del perfum agre dels absents
.




Silvia Loustau
DE MAR Y MADRES

miércoles, 25 de agosto de 2010

Poema de Marta Zabaleta



Primavera del tiempo
dedicado a Diana Poblet *

Mañana con sol, luz sin matices.
Un nuevo día para reinventarlo entero.
Sin agujas, sin escobas, ni mamaderas.
Sin siquiera traer carbón y preparar el fuego.
Pero de entonces, me queda la porfia.
Es otoño en verano.
La puerta de la verja se ha cerrado.
Los pájaros dormitan. Y sin embargo,
pían. Sus notas
desfilan por mis ojos.
Son cálidas, sensatas,
y se aproximan al centro
de mi esfera.
Sabias, y sin embargo,
tiernas, dulces y sin embargo fuertes
me inspiran un tiempo renovado,
un descorrer el porvenir con ojos de nietos
mirándolo todo
rojo y negro
volverlo todo cielo.
Leerte en mi pantalla, sin respirar, sentirme nueva.


Marta Zabaleta.
De su libro inédito ‘Mujeres de mis otros mundos’

lunes, 23 de agosto de 2010

Poema de Horacio Fioriello



Adivíname, de que color te guardo
cantando como un Himno,
el grito sagrado de tu río revuelto.
Tengo tu voz grabada en el olfato
y un poco, solo un poco de tus aguas
naufragando en mi garganta.
Mi lengua tiembla
al filo de este idioma mudo de palabras.

HORACIO FIORIELLO

Carta y Poema de Julio Cortázar



De Julio Cortazar a Roberto Fernández Retamar

París, 29 de octubre de 1967


Roberto, Adelaida, mis muy queridos:


Anoche volví a París desde Argel. Solo ahora, en mi casa, soy capaz de
escribirles coherentemente; allá, metido en un mundo donde sólo contaba el
trabajo, dejé irse los días como en una pesadilla, comprando periódico tras
periódico, sin querer convencerme, mirando esas fotos que todos hemos
mirado, leyendo los mismos cables y entrando hora a hora en la más dura de
las aceptaciones. Entonces me llegó telefónicamente tu mensaje, Roberto, y
entregué ese texto que debiste recibir y que vuelvo a enviarte aquí por si
hay tiempo de que lo veas otra vez antes de que se imprima, pues sé lo que
son los mecanismos del télex y lo que pasa con las palabras y las frases.
Quiero decirte esto: no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no
seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él,
lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que
la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una
especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible. El
Che ha muerto y a mí no me queda más que silencio, hasta quién sabe cuándo;
si te envié este texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé
cuánto querías al Che y lo que él significaba para ti. Aquí en París
encontré un cable de Lisandro Otero pidiéndome ciento cincuenta palabras
para Cuba. Así, ciento cincuenta palabras, como sin uno pudiera sacarse las
palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy
vacío y seco, y caería en la retórica. Y eso no, sobre todo eso no. Lisandro
me perdonará mi silencio, o lo entenderá mal, no me importa; en todo caso tu
sabrás lo que siento. Mira, allá en Argel, rodeado de imbéciles burócratas,
en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre, me encerré una y
otra vez en el baño para llorar; había que estar en un baño, comprendes,
para estar solo, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas
del buen vivir en una organización internacional. Y todo esto que te cuento
también me avergüenza porque hablo de mí, la eterna primera persona del
singular, y en cambio me siento incapaz de decir nada de él. Me callo
entonces. Recibiste, espero, el cable que te envié antes de tu mensaje. Era
mi única manera de abrazarte, a ti y a Adelaida, a todos los amigos de la
Casa. Y para ti también es esto, lo único que fui capaz de hacer en esas
primeras horas, esto que nació como un poema y que quiero que tengas y que
guardes para que estemos más juntos.

Che
Yo tuve un hermano.
No nos virnos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.

No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.


Ya nos escribiremos. Abraza mucho a Adelaida. Hasta siempre,
Julio

Poema de Silvia Longhoni



CUÁN DISTANTE LA ROSA DEL POEMA


No parte de mi boca Amor terreno,
no el pétalo de rosa o su perfume,
no las alas levadas, las calandrias
ni acaso el mar, impertinente y terco.

Será entonces apenas un atisbo,
la levedad del roce
porque todo se escapa del ojo en el intento.
Inútil florecer cuando no es rosa,
ni jazmín, ni retama ni amapola
nuestro día de hombre,
nuestra voz que se alza
pero no es el perfume,
ni el pétalo ni el tallo,
sólo canto desnudo
que se devora y por piedad se miente.

Ah, las vencidas huestes de osamenta y palabras,
cuán distante la rosa del poema.

Long-ohni

domingo, 15 de agosto de 2010

Poema de Vladimir Mayakovski





ADOLESCENTE

La juventud tiene mil ocupaciones.
Estudiamos gramática hasta atontarnos.
A mí,
me echaron del quinto año,
y fui a apolillar las cárceles de Moscú.
En nuestro pequeño mundo doméstico,
para las camas aparecen poetas de pelo rizado.
¿Qué saben estos líricos anémicos?
A mí, pues,

me enseñaron a amar en la cárcel.
¿Qué vale comparado con esto,
la tristeza del bosque de Boulogne?
¿Qué vale comparado con esto,
los suspiros ante un paisaje de mar?
Yo, pues,

me enamoré de la ventanilla de la cámara 103,
de la "oficina de pompas fúnebres".
Hay gente que mira al sol todos los días
y se enorgullece.
"No valen mucho sus rayos" -dicen.
Pero yo,
entonces,

por un rayito de sol amarillo,
reflejado sobre mi pared,
hubiera dado todo en el mundo.


Vladimir Mayakovski

lunes, 9 de agosto de 2010

Poema de Virginia Perrone




Estamos solos, vos y yo, y el
Universo mudo. Qué haremos
con tanto, con tan poco.


Virginia Perrone