viernes, 22 de abril de 2011

Poema de Javier Adúriz


foto de HANDARU

Piercing

1.

Hijo, qué sorpresa me das

con ese sólido arito colgándote del iris.
Pasear un cuerpo atado a las pulsiones
es inquietante sí, por lo que sabe
a revuelta generacional...
Lo nuestro fue más ensoñado siempre.


¡De verdad!, no creo que hayamos sido

unos ilusos mejores o peores. Que yo sepa

el sol salía igual que para ustedes
mientras el mar batía los acantilados.
Fuimos masacrados nada más.

Quiero ser directo, disculpame.


La diferencia radica tal vez en los matices.

Como ayer, la historia hierve como ácido.

No te rías. Por qué buscar solución

en la materia, si la cuestión del espíritu urge.

Pero es cierto, no tenemos casi derecho a importunar:

la ley del fracaso no levanta la voz.


Aun así, guarda un vago consuelo
sostener pensamiento sobre casi todo.

Opinar fue la forma de ser libres. Sí,
más mentira para más verdad...

No me pegues. Nadie te quita la palabra

aun cuando sea tan gestual lo tuyo.


Y no sabés, querido, cuánto reconforta
que hayas resuelto confiarme el sueño.
..........
Aplicarte un ancla en el escroto

no suena nada mal, habida cuenta
que parece otro gesto sobre el aquí y ahora,
esta turra injusticia que nos ahoga a todos,

eso tanto más viejo que nosotros,
que vos y yo.




Javier Adúriz (Bs.As. 1948-2011) poeta y ensayista. Ha publicado ocho libros de poemas, entre otros títulos: Canción del samurai (2004), La verdad se mueve (2008) y Esto es así (2009).
En otro orden, se considera un posclásico, perspectiva estética que ha defendido en sus últimos ensayos. Actualmente codirige la colección "Epoca" de Ensayos del Dock.

domingo, 17 de abril de 2011

Poema de Norma Segades Manias

foto: Andronache


El torturado.

“...porque sólo sé cantar lamentaciones / porque no puedo ser un ave de lluvia /
porque sólo soy un pájaro de cartón y piedra.”
Carmen Ávila
(México)



Porque habita el secreto,
porque no puede hablar de lo que duele
como turbas de espinas desgarrando su lengua,
desde aquellas desiertas madrugadas reclamando sus nombres
a pulso de picana, a fuerza de tortura, a paso de martirio,
apretando los dientes para no recordarlos en mitad de los miedos,
en mitad de la noche, en mitad de las lunas amarillas,
para no traicionarlos, para no maldecirlos
desde la soledad acantilada
y el dolor encendido.

Porque habita el insomnio,
porque el vuelo se ha vuelto fatigoso,
limitado y rasante como sus esperanzas
hartas de imaginar las libertades, la equidad, los derechos,
mientras la gente andaba los desfiles del júbilo, agitando el bullicio,
festejando ese triunfo que los parió una tarde los mejores del mundo,
ajenos por completo a tanta impunidad encapuchada,
decretando el silencio para la ausencia anónima
sepultando el hedor de la vergüenza
en el lecho del río.

Porque habita el fracaso
de ser hijo de un pueblo sin raíces
que inmola en los altares su diezmo de tragedia
y el nunca más es sólo un expediente entre tanta injusticia
y la historia repite sus errores sin tiempo, sus eclipses de olvido
y todo es negociable: hambre, feudos, proclamas, indultos, dignidades,
en este territorio de lesa hipocresía
donde una hostilidad a contrapueblo
desnuda los colmillos.

NORMA SEGADES MANIAS

viernes, 8 de abril de 2011

Poema de David Antonio Sorbille





Un poema para Diana, por David A. Sorbille


DESDE LA RAÍZ

Ahora el poema habla de vos
del oleaje sumatorio de ideales

de la contemplación de los días

en las trincheras de los sueños
de aquel poeta de Temuco
y su canción desesperada
de los déspotas que denuncian
tus filosos versos de barricada
con la memoria de Roque Dalton

y Roberto Santoro
en la tierra sangrante
de injusticias y olvidos


Ahora el poema habla de vos

de tu palabra encendida
en las estaciones del amor

donde el deseo es transparente

como la brisa en las noches
de los mágicos silencios
sembrando versos
como ilusiones

y acariciando el destino

más allá del tiempo
sentada a las orillas

del río de los dones



Ahora el poema habla de vos
de los vientos febriles

de las canciones de la vida

de tu temple y persistencia

en hacer del momento
un gesto irrenunciable

que enaltece la raíz

de tu solidaria certeza

en alumbrar los caminos
porque al final del túnel
donde no valen los disfraces

espera el abrazo de tu poesía


David Antonio Sorbille

lunes, 4 de abril de 2011

Prosa de Máximo Ballester



Acá llueve con una congoja que parte las tejas y las vuelve de hojaldre chamuscado. Llueve con desgarro. Vaya a saber qué tendrá en ese pecho el cielo. Tanta agua torrencial sólo es posible en el amor y en la muerte. Yo, por mi parte, recuerdo todas las macetas y las plantas de mi infancia.

MÁXIMO BALLESTER