jueves, 24 de julio de 2008

Poema de Fayad Jamís


Para no conocer los abismos del humo
para no tragarse los periódicos de la tarde
para no usar unos espejuelos cubiertos de sangre o telaraña
El que estaba sentado en un rincón lejos de los espejos
tomándose una taza de café no oyendo el tocadiscos
sino el ruido de la pobre llovizna
El que estaba sentado en un rincón lejos de los relámpagos
lejos de los leones morados de todas las guerras
hizo un cordón con una hoja de papel
en la que estaban escritos el nombre del Papa el nombre
del Presidente
y otros dos mil Nombres Ilustres
a la vista de todos los presentes
se colgó el sombrerero que brillaba sobre su cabeza amarilla
El patrón del café salió bajo su capa negra en busca de un policía
Armstrong cantaba sin cesar la luna había aparecido
como una gata furiosa en el tejado
Tres borrachos daban puñetazos en el mostrador
y el ahorcado después de mecerse dulcemente durante un
cuarto de hora
con su voz muy lejana
comenzó a pronunciar un hermoso discurso:
"Maintenat je suis pendu dans le Bona
La lluvia es el cuarzo de mi miseria
Los políticos roen mi bastón
Si no me hubiera ahorcado moriría
de esa extraña enfermedad
que sufren los que no comen
En mis bolsillos traigo cartas estrujadas
que me escribí yo mismo
para engañar mi soledad
Mi garganta estaba llena de silencio
ahora está llena de muerte.

Estoy enamorado de la mujer que guarda las llaves de la noche
Ella se ha mirado en mis ojos sin saber quién he sido
Ahora lo sabrá leyendo mi historia de hollín en los periódicos
Sabrá que me llamaba Louis Krizek
ciudadano del corazón de los hombres libres
heredero de la ceniza del amanecer
He vivido como un fantasma
entre fantasmas que viven como hombres
He vivido sin odio y sin mentira
en un mundo de jueces y de sombras
La tierra en que nací no era mía
ni el aire en que reposo tampoco
Tan sólo he poseído la libertad
es decir el derecho a sufrir a errar
a ser este cuerpo frío
colgado como un fruto
entre los que cantan y ríen
entre una playa de cerveza
y un templo edificado para adorar el miedo
La mujer que guarda las llaves de la noche
sabrá que me llamaba Louis Krizeky que cojeaba un poco y que la amaba
Sabrá que no estoy solo que conmigo
va a desaparecer un viejo mundo
definitivamente borrado por el alba
Así como la niebla a veces aplasta
las flores del cerezo
la muerte ha aplastado mi voz"
Cuando el patrón volvió con un policía de lata y azufre
ya no era más que humo tembloroso de un cigarro
bajo el sombrerero
sobre una taza con restos de café.


© Fayad Jamís

lunes, 21 de julio de 2008

Poema de Daniela Piccione y foto de Olga Ricci


decile al amor que se consuma
que caiga como una rama tosca
quebrada por el viento
que cuando llegue a la tierra
haga ruido
que cuando llegue a los ojos
se forme una guirnalda deforme
decile al amor que se consuma
-afuera las bestias titilan
como estrellas-
que nadie nos mire verlo caer
que se desplome que nos destroce
que todos las memorias se diluyan
decile al amor, amor, que nos caemos
nos desplomamos, nos rompemos
como dos ramas secas
como dos árboles bajo el rayo



© Daniela Piccione

Poema de Eduardo Francisco Coiro




Un nido de abrazos




1




Alboroto de gorriones contra la tarde gris de julio.

El hombre traza sus letras casi en la oscuridad. En quietud, afina

el oido. Desprendidos de los trinos, se escuchan los pasos de luz

de su compañera -ahora con alas plegadas- volviendo al nido.




2




Levantan la vista

ven al árbol dormitorio

florecido en pájaros de la noche.

No caen a pétalos.




Sólo se acompañan en soledad

de hoja en hoja.




Ella se pregunta

porque no hacen nido.




Mirando al cielo vedado

por hojas y pájaros.

Se abrazan.




Y hacen del abrazo,

un nido.




© Eduardo Francisco Coiro

sábado, 19 de julio de 2008

LOS LLEVO CONMIGO

Feliz día del Amigo

Dado, Helios, Rubén, Silsh, Gra,
Gus, Andreas, Eli, Pere, Hernán,
Olga, Aníbal, Joan, Vivi, Lily,
Elisa, Pablo, Dana, Agustina,
Mig, Jorge Luis, Marcos,
María Paula, Marina, Gaby,
Ramiro, Gabriel, Julia, Luis,
Fabio, Cris, Susana

viernes, 18 de julio de 2008


Prosa de Joan Mateu


Te dije a los ojos que te quería. Tenía que habértelo dicho a los oídos porque no te enteraste de nada.

© Joan Mateu

miércoles, 16 de julio de 2008

Poema de Olga Orozco - Foto: Marina Ginestet



ÉSA ES TU PENA


Ésa es tu pena.Tiene la forma de un cristal de nieve que no podría existir si no existieras
y el perfume del viento que acarició el plumaje de los amaneceres que no vuelven.
Colócala a la altura de tus ojos
y mira cómo irradia con un fulgor azul de fondo de leyenda,
o rojizo, como vitral de insomnio ensangrentado por el adiós de los amantes,
o dorado, semejante a un letárgico brebaje que sorbieron los ángeles.
Si observas a trasluz verás pasar el mundo rodando en una lágrima.
Al respirar exhala la preciosa nostalgia que te envuelve,
un vaho entretejido de perdón y lamentos que te convierte en reina del reverso del cielo.
Cuando la soplas crece como si devorara la íntima sustancia de una llama
y se retrae como ciertas flores si la roza cualquier sombra extranjera.
No la dejes caer ni la sometas al hambre y al veneno;
sólo conseguirías la multiplicación, un erial, la bastarda maleza en vez de olvido.
Porque tu pena es única, indeleble y tiñe de imposible cuanto miras.
No hallarás otra igual, aunque te internes bajo un sol cruel entre columnas rotas,
aunque te asuma el mármol a las puertas de un nuevo paraíso prometido.
No permitas entonces que a solas la disuelva la costumbre,
no la gastes con nadie.
Apriétala contra tu corazón igual que a una reliquia salvada del naufragio:
sepúltala en tu pecho hasta el final,
hasta la empuñadura.

© Olga Orozco

jueves, 10 de julio de 2008

Poema de Helios Buira - Foto: Olga Ricci


Esta Noche.

Estremece
La noche
Pulsando aguardos
Tangible el pasmo
Evocación de
Pretéritos
Encuentros en
Esquinas presurosas
Cuando todo era
Fragancias y los
Jacarandaes florecían
En noviembre
Dejaban caer su
Agraciado color en la
Vereda para
Tu paso.

Estremece la noche
En este bar en
Esta esquina

© Helios Buira

miércoles, 9 de julio de 2008

Poema de Gustavo Tisocco - Foto: Marina Ginestet


Mi incertidumbre...


Mi incertidumbre es la única certeza que queda.
Están mis manos que aún escriben,
pero no hay musas,
sólo aquella estrella aguardando.

La vida se fue entre recónditos marginales,
como agua fresca se esfumó de mis labios.
Infame es saber que el presente agobia.

Las palabras ya no alcanzan...

© Gustavo Tisocco

lunes, 7 de julio de 2008

Prosa de Joan Mateu


EL MINUTO


Era relojero lo mismo que su padre y que su abuelo. Conocía la maquinaria de todo tipo de relojes y su experiencia, acumulada con el paso de los años, le permitía reparar cualquier avería con plenas garantías de éxito.
Estaba efectuando una reparación en un Plumkier Cronos Sportive, cuando vio que caía un minuto sobre la mesa con un "cloc" sordo. Se lo quedó mirando perplejo y sorprendido pues nunca le había ocurrido algo semejante. Tomó el minuto con las pinzas y lo observó atentamente. Lo midió, lo pesó y le hizo una analítica constatando que se trataba de un minuto sano.
Preocupado al no entender porque un minuto sano salía del reloj, lo guardó delicadamente envuelto en una gamuza, decidiendo que era mejor esperar al día siguiente y, con el minuto descansado, ya vería que había que hacer.
No pasó muy buena noche debido al nerviosismo, así que, más temprano que de costumbre, se sentó delante de su mesa de trabajo y consultó con el minuto el motivo de su acto.
Quedó anonadado al saber que se trataba de una fuga. El minuto huía de un amor imposible con la aguja larga. La minutera le acariciaba cada hora, estando sesenta segundos con él y después le abandonaba. Al cabo de una hora volvía a su lado y se marchaba de nuevo dejándolo solo. Al cabo de tantos años se sufrir ese vaivén, ese "me acerco, pero te abandono", entendió que era un coqueteo y vio que su amor era imposible. Decidió huir en busca de algún reloj digital que le acogiera y no tuviera que sufrir nunca más las veleidades de otra minutera casquivana.


© Joan Mateu

domingo, 6 de julio de 2008

Poema de Diana Poblet


Tanka Ritual

Temblor en charcos
hoy que marcha al trote
un caballo gris
cobija mi tempestad
inútil grito mudo

que aparezcas
y fuesen sólo sueños
el faro quieto
la vela titilante
abrazo de abismos.

Es esa luna
la misma del sábado
la del molino
la que amó el prado
donde te encontrabas.

Hoy que no basta
con abolir silencios
sólo recordar
un perfume de bosques
una voz de abedul.


© diana poblet -

martes, 1 de julio de 2008

Poema de Roque Dalton




Atalaya

Una religión que te dice que sólo hay que mirar hacia arriba

y que en la vida terrenal todo es bajeza y ruindad

que no debe ser mirado con atención

es la mejor garantía para que tropieces a cada paso

y te rompas los dientes y el alma

contra las piedras rotundamente terrenales.

© Roque Dalton