sábado, 9 de enero de 2010

Poema de Carlos Carbone


PERFUME

En la ciudad todo tiene tu perfume
inolvidable perfume de la más amada
perfume inmaculado de altas cumbres
infinitamente mágico
tu perfume en un campo abierto a las más maravillosa imaginación
es un candil torrentoso
es un frágil salto al vacío
hoy que todo huele a muerte
sangre más sangre
tu perfume es una salvación eterna
gracias a él aún la nariz se justifica ante el mundo
y después de él nada será igual para los mortales
en la ciudad
frágil ciudad
si se me permite
tu perfume es una salvaje manera de decir
no todo esta perdido
ni siquiera algo parecido
tu perfume es como amanecer dos veces.


CARLOS N. CARBONE


viernes, 8 de enero de 2010

Poema de Aldo Novelli




REYES MAGOS
a mi hijo Manu


Cortamos un manojo de pasto verde
llenamos una lata con agua
y colocamos todo cerca de la puerta/
después nos sentamos a escribir la carta:
- ¿que le vas a pedir a los reyes?-
- justicia papá - me dijo
- no, pero eso es muy difícil -
- cómo, ¿no son magos? -
- sí, pero... -
- no me dijiste que pasan por el ojo de la cerradura
porque es más fácil eso/ a que un rico entre al reino de los cielos -
- tenés razón Manu, le pediremos justicia -
y cerré la carta con un "que así sea".

A la mañana siguiente
el padre de Carlitos
consiguió trabajo en la fábrica de papel.-



NOTA: hace poco me enteré que mi hijo menor, sabía la “verdad” sobre los Reyes Magos hacía mucho tiempo, cuando le pregunté porqué no me lo había dicho, me dijo: “no quería romper tu ilusión”.

ALDO NOVELLI

miércoles, 6 de enero de 2010

Poema de Olegario Andrade




La Vuelta Al Hogar

Todo está como era entonces:
La casa, la calle, el río,
Los árboles con sus hojas
Y las ramas con sus nidos.
Todo está, nada ha cambiado,
El horizonte es el mismo;
Lo que dicen esas brisas
Ya, otras veces, me lo han dicho.
Ondas, aves y murmullos
Son mis viejos conocidos,
Confidentes del secreto
De mis primeros suspiros.
Bajo aquel sauce que moja
Su cabellera en el río,
Largas horas he pasado
A solas con mis delirios.
Las hojas de esas achiras
Eran el tosco abanico,
Que refrescaba mi frente
Y humedecía mis rizos.
Un viejo tronco de ceibo
Me daba sombra y abrigo
Un ceibo que desgajaron
Los huracanes de estío.
Piadosa una enredadera
De perfumados racimos
Lo adornaba con sus flores
De pétalos amarillos.
El ceibo estaba orgulloso
Con su brillante atavío,
Era un collar de topacios
Ceñido al cuello de un indio.
Todos, aquí, me confiaban
Sus penas y sus delirios:
Con sus suspiros las hojas
Con sus murmullos el río.
¡Qué triste estaba la tarde
La última que nos vimos!
Tan solo cantaba un ave
En el ramaje florido.
Era un zorzal que entonaba
Sus más dulcísimos himnos,
¡Pobre zorzal que venía
A despedir a un amigo!
Era el cantor de las selvas,
La imagen de mi destino,
Viajero de los espacios,
Siempre amante y fugitivo.
¡Adiós! parecían decirme
Sus melancólicos trinos;
¡Adiós, hermano en los sueños,
Adiós, inocente niño!
Yo estaba triste, muy triste,
El cielo oscuro y sombrío;
Los juncos y las achiras
Se quejaban al oírlo.
Han pasado muchos años
Desde aquel día tristísimo;
Muchos sauces han tronchado
Los huracanes bravíos.
Hoy vuelve el niño, hecho hombre,
No ya contento y tranquilo,
Con arrugas en la frente
Y el cabello emblanquecido.
Aquella alma limpia y pura
Como un raudal cristalino
Es una tumba que tiene
La lobreguez del abismo.
Aquel corazón tan noble,
Tan ardoroso y altivo
Que hallaba el mundo pequeño
A sus gigantes designios;
Es hoy un hueco poblado
De sombras que no hacen ruido
Sombras de sueños dispersos,
Como neblina de estío.
¡Ah! Todo está como entonces,
Los sauces, el cielo, el río,
Las olas, hojas de plata
Del árbol del infinito;
Sólo el niño se ha vuelto hombre,
¡Y el hombre tanto ha sufrido
Que apenas trae en el alma,
La soledad del vacío!

Olegario Víctor Andrade

viernes, 1 de enero de 2010

Poema de Maria Toscano

Fotografía: NADAV KANDER


hoy las casas buscaron a las gentes

las tejas, avistando al lunar poniente

se apresuraron a despertar noche y sueño
donde sus gallos y gallinas
reposaban.


despacito
descerráronse ventanas
contraventanas, pasillos y balcones.


viejas maderas llamaban a sus brillos
y esos brillos se abrazaban
a los muebles

nuevos de brillos. frescura

matinal.


más perezosas
blancas, las paredes
se hundían en las sábanas blancas
hasta que el viento, llegado de la mar,
les susurró con ternura: "¡buenos días!"


siempre despiertas en madrugadas continuas
las escaleras
anchas de placer
se inclinaron en danzas ancestrales
e invocaron el lazo

del alto
al bajo.


en este instante cuántico
eterno
todas las casas se han echado al camino
pacientemente

cumplían su destino pues sabían

lo mucho de mucho mucho
que tendrían que andar y andar

y andar

hasta que algún humano paso

humano
convergiera.

en su camino.


maria toscano, Coimbra, Portugal, 12 enero y 4 febero 2007 (Revisión del Español: Mirién Ariño)