miércoles, 15 de abril de 2009

Poema de Víctor Hugo Tissera

El violinista de Miguel Ruibal

PARIENDO SOLEDADES


Sólo la soledad
puede tocar el útero de la noche.
Es el momento en que gime el universo,
y se abren los muslos de jóvenes estrellas
pujando resplandores.
Detrás de cada brillo
se congregan los Elfos del abismo,
en un designio de oráculos y signos.
Toda la constelación
traza compases de conjuros
por angélicos jinetes,
mientras las sombras
lloran lágrimas que caen
sobre los muros vencidos de este mundo.
No obstante,
siento que puedo tocarle los ojos a la noche
y me conmuevo.
Comprendo que he sido un solitario
entronizado en el acíbar de mi mismo.
Pero hoy despierto después de la ceguera
con la resurrección del sol
entre mis manos,
y compruebo que existe tanta luz
aún desde las sombras,
que nos es humano vivir, pariendo soledades.

© VÍCTOR HUGO TISSERA

1 comentario:

diana poblet dijo...

Dentro del dolor he atrapado tu poema para que la muerte no tenga la última palabra.
Hasta la próxima.
Diana