De asesinos auditivos
Ella venía a matarme suavemente con su canción
yo escuchaba una y cincuenta veces
balbuceante mi inglés acompañaba insistente
hasta que me dejaba en la puerta
hiriendo hasta el último recuerdo
yo escuchaba una y cincuenta veces
balbuceante mi inglés acompañaba insistente
hasta que me dejaba en la puerta
hiriendo hasta el último recuerdo
en el llamador de bronce
y el disco se rayaba
y el disco se rayaba
y mi noche resplandecía musical
hasta ahora,
recién nacida la magia del estribillo matador
todo llegaba brioso, en zapatillas la vida
para andarla todo terreno y sin esquives
sin temor de pozo ciego ni muros de Berlín
sólo esa canción venía a matarme suavemente
cuando otra era la espera y otro el sol
y hasta la luna era otra antes de morir.
todo llegaba brioso, en zapatillas la vida
para andarla todo terreno y sin esquives
sin temor de pozo ciego ni muros de Berlín
sólo esa canción venía a matarme suavemente
cuando otra era la espera y otro el sol
y hasta la luna era otra antes de morir.
© Diana Poblet
2 comentarios:
Otra era la espera..y eres la llegada, amiga de mi alma, otra yo en alguna dimensión de palabras y almas creando hilos de enlances para una eternidad, que a lo mejor también tiene fecha de caducidad como nos recuerda Sabines.
Grande y admirada.
te quiero.
Mig
Gracias Mig querida, es muy bello que estés ahí, que yo esté aquí y no pareciera mediar distancias , a pesar de las lejanías.
También se te quiere por acá.
d.
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