lunes, 23 de agosto de 2010

Carta y Poema de Julio Cortázar



De Julio Cortazar a Roberto Fernández Retamar

París, 29 de octubre de 1967


Roberto, Adelaida, mis muy queridos:


Anoche volví a París desde Argel. Solo ahora, en mi casa, soy capaz de
escribirles coherentemente; allá, metido en un mundo donde sólo contaba el
trabajo, dejé irse los días como en una pesadilla, comprando periódico tras
periódico, sin querer convencerme, mirando esas fotos que todos hemos
mirado, leyendo los mismos cables y entrando hora a hora en la más dura de
las aceptaciones. Entonces me llegó telefónicamente tu mensaje, Roberto, y
entregué ese texto que debiste recibir y que vuelvo a enviarte aquí por si
hay tiempo de que lo veas otra vez antes de que se imprima, pues sé lo que
son los mecanismos del télex y lo que pasa con las palabras y las frases.
Quiero decirte esto: no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no
seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él,
lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que
la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una
especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible. El
Che ha muerto y a mí no me queda más que silencio, hasta quién sabe cuándo;
si te envié este texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé
cuánto querías al Che y lo que él significaba para ti. Aquí en París
encontré un cable de Lisandro Otero pidiéndome ciento cincuenta palabras
para Cuba. Así, ciento cincuenta palabras, como sin uno pudiera sacarse las
palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy
vacío y seco, y caería en la retórica. Y eso no, sobre todo eso no. Lisandro
me perdonará mi silencio, o lo entenderá mal, no me importa; en todo caso tu
sabrás lo que siento. Mira, allá en Argel, rodeado de imbéciles burócratas,
en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre, me encerré una y
otra vez en el baño para llorar; había que estar en un baño, comprendes,
para estar solo, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas
del buen vivir en una organización internacional. Y todo esto que te cuento
también me avergüenza porque hablo de mí, la eterna primera persona del
singular, y en cambio me siento incapaz de decir nada de él. Me callo
entonces. Recibiste, espero, el cable que te envié antes de tu mensaje. Era
mi única manera de abrazarte, a ti y a Adelaida, a todos los amigos de la
Casa. Y para ti también es esto, lo único que fui capaz de hacer en esas
primeras horas, esto que nació como un poema y que quiero que tengas y que
guardes para que estemos más juntos.

Che
Yo tuve un hermano.
No nos virnos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.

No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.


Ya nos escribiremos. Abraza mucho a Adelaida. Hasta siempre,
Julio

4 comentarios:

Carmela dijo...

Querible Cortázar.
Siempre es un descubrimiento emocionante tropezar con él.
Compenetrado con las causas justas.
Entrañable carta.Emanando nostalgia y sentimiento a raudales.
Y el poema dedicado a Ernesto ... un noble reconocimiento al hermano por su lucha sin tregua en pos de la justicia.
Bello.Bellísimo post!!!

diana poblet dijo...

Gracias Carmela, Julio es un Enorme, inolvidable. Hoy es su cumple y para mí, aún sigue cumpliendo porque su palabra VIVE, respira y nos sorprende en cada relectura.
Con mi abrazo,
d.

Carmela dijo...

Su obra es gigante!
Un cronopio que trasciende tiempos y fronteras .
"La Cruz del Sur, el mate amargo
y las voces de amigos
usándose con otros.
Me duele un tiempo amargo
Ileno de perros y desgracia
la agazapada convicción de que volver es vano."
Lo admiro y y seguirá vivo a través de tiempos y fronteras. Es inmortal.
No recordaba su cumple.

diana poblet dijo...

Julio es tan Enorme que no puede permitirse la muerte. Su palabra está más viva que nunca, nueva, creciendo, es una vieja palabra joven, sin cirugías estéticas nos sobresalta y compromete en cada letra.
Por eso mi blog y yo nos resistimos a dejarla acallada por el tiempo.
Un abrazo grande, Carmela.