domingo, 1 de mayo de 2011

Poemas de Raúl O. Artola




construcción del día (IV)


Es temprano

y esculpo una manzana

en la cocina.

La escasa luz

de invierno

empieza a filtrar

por la ventana

sus lentos pinceles.

La manzana

puede ser pez

magnolia

cerebro

granada

pero es el alba

y sería mejor

que el barrio

siga descansando.

Me como

la granada

antes

de que estalle.


sorpresa


A la noche

al terminar de comer

repasamos la mesa

queda todo limpio.

Por la mañana

siempre aparecen

miguitas

que no habíamos visto.


dao rojo fuego


Uno mira el cuadro

se conmueve, lo comenta

y dice: esta mujer es feliz

no pueden faltarle hombre,

mujer, vecinos, hijos

que la amen.

Uno mira el cuadro

y le dan ganas de llorar

por uno mismo.

Después nos enteramos

que la autora ha pasado

malos tiempos:

estuvo internada

toma barbitúricos

y nadie la cuida.


salón de té


Hay lágrimas que se secan

en el aire

y sonrisas que marcan

rictus de bronce.

El que mira

supone una pena fugaz

y la dura felicidad

de cada uno.

Ninguno acierta.

El que lloró

no sabe que soñaba

una escena del cine.

La que sonríe

dibujaba flores

con su dedo

en el mantel.

El que mira

buscaba motivos

para salir

de sí

mismo.


ensueño


De pronto la vi

a miles de kilómetros

doblada

con las rodillas

en sus pechos

gozada y gozosa

bella e inquieta

a miles de kilómetros

con un pañuelo

en la boca la vi

para que sus padres

no la escucharan

gemir.



perfil



El que mira percutir al hombre

su teclado

no sabe nada.

Ve los movimientos de los dedos

y los brazos

la espalda algo encorvada

anteojos que resbalan

por la pendiente de la nariz

algún sudor.

El que mira controla su reloj

y el tiempo pasa

igual que siempre

hasta un poco más lentamente.

El hombre que percute las teclas

no advierte la figura

que forma

ni le importan el sudor

o el cansancio.

Su tiempo no existe

en los términos corrientes.

El hombre que teclea sin cesar

no sabe nada más

que lo que hace

debe hacerse.

Y termina feliz su jornada

nunca satisfecho.



fabla viril

a María Teresa Andruetto



Pasolini me ha hecho leer y yo lo quiero

como al padre que nos señalaba la página perfecta

los canales venecianos y el capitel corintio

la belleza de la rama de glicinas

que cae sobre el muro y evocamos

una mañana neblinosa al ir a clase

sin saber la lección

las manos ateridas y los pies mudos

sobre las baldosas húmedas, desparejas.

Me hace leer Pasolini esa página

y yo le agradezco en silencio

acompañado por su sombra

y su mirada de padre que no quiso ser patrón

pero voló por olímpicas alturas.

Me contagia un ensalmo envolvente

para soportar el recuerdo

de aquellas mañanas impiadosas

y los atardeceres turbios

de regreso a la casa del amor arrinconado.

Y Pasolini no estaba todavía

para decirme: muchacho,

esto pasará, ya tendrás

tus horas de sueño y de vigilia ensoñada,

aguanta el invierno de la infancia,

yo te miro y a mi modo te cuido.

Y aunque no lo dijera aún

yo oía su voz en otras bocas,

en el aire adverso

se abría un canal amistoso

con el piano que me devolvía

una paz ignorada,

rescoldo que siento en mi pecho

tantos años después.


homo digitalis

...el cuerpo es el lugar de la soledad.

Cristina Peri Rossi


Experimenta con su cuerpo

las sospechas del mundo:

el deseo es una ley

que no puede cumplirse

bajo las prerrogativas

del amor.

De sal es el espejo

que se quiebra

ante la mirada

del deseante.

El deseado no existe

con forma humana

distinta del deseante.

El principio de identidad

anula el efecto de la acción

que no alcanza

el carácter transitivo

(el ego es una materia inflamable

que se consume

sin dejar rastros).

Desea el que no obra

para engendrar la peste.

Ya no desea

el que experimenta

con su cuerpo

la soledad del mundo.

El deseo es una ley

que no puede cumplirse

contra las prerrogativas

del amor.



la habana, 1958


Chucho Valdés le afinaba

el piano a mi abuela

cuando vivíamos en el malecón

y ella regenteaba un burdel.

Mi abuela le decía

negro buaié

y lo esperaba días y días

prendiéndole velas

al Santo de los Negros Afinadores.

Lo atendía con café y canela

mientras Chucho le afinaba

el instrumento.

Así aprendió a tocar

el piano.

Mi abuela creyó que era

un desperdicio

que negro tan lindo y hábil

sólo usara el clavijero

como parte de su trabajo

y no por puro placer.

Entonces le permitió

que deslizara sus dedos

por todo el encordado.

Era una maravilla

cómo sonaban las cuerdas

del piano de mi abuela

en las manos

de Chucho Valdés

practicando.



landscape


En la pintura

se ve una gris

casa de leños,

antigua y sólida,

en medio del bosque.

Parece confortable,

un edén posible

para hacer la vida

libre y volátil

de la imaginación,

siembras y cosechas,

amores y comidas.

De pronto, el cuadro

se abre ante nosotros,

nos devora

y dentro encontramos

moho, alimañas,

tabiques vencidos

y un acre olor

a leños húmedos.

Vive gente allí

que se recela

y duermen

con un ojo abierto

y la mano

en el hacha.




(de [teclados], el suri porfiado, 2010)


Raúl Orlando Artola vive en Viedma, Río Negro. Es periodista, narrador, poeta, docente y editor. Publicó en poesía: Antes que nada (1987), Aguas de socorro (1993), Croquis de un tatami (Premio Madres de Plaza de Mayo, 2002) y [teclados] (2010). En narrativa, El candidato y otros cuentos, premiado en el XXIII Encuentro de Escritores Patagónicos de Puerto Madryn, apareció en 2006.

Compiló Poesía/Río Negro - Antología Consultada y Comentada. Volumen I (Fondo Editorial Rionegrino, 2007), que reúne a 23 autores. El segundo volumen, que incluye a 21 poetas jóvenes, está en preparación.

Dirigió la revista-libro “El Camarote – Arte y cultura desde la Patagonia” entre 2004 y 2009.

5 comentarios:

diana poblet dijo...

La de Raúl Artola es una palabra cuidada, una palabra que casi nos mira, nos detiene y nos queda.
Sigue ahí, mirándonos, ahondando.
Con mi abrazo,
d.

Marta Raquel Zabaleta dijo...

Fascinante.
Aunque rara vez me impresiona una poesía, aquí hay varias que me emocionaron.
Fabuloso, y excelente la fotografia. Os felicito,
Marta
PD puedo copiar algunos para mi blog de News?

diana poblet dijo...

Claro que sí Marta, seguramente Raúl estará encantado con tu idea y merece estar ahí contigo, un pedacito. Con mi abrazo y gracias Martita.

Tatami dijo...

Muchas gracias, señoras, por sus comentarios, elogiosos y cálidos. Hacía rato que no me sonrojaba in absentia, rapto que suele sobrevenir por pudor y gratitud.
Les mando mi sincero cariño, pródigas poleas de la poesía.
Raúl

Marta Raquel Zabaleta dijo...

Chau, románticos.

http://martazabaleta.blogspot.com/2011/05/poesia-de-raul-orlando-artola.html