Circularidad de tu nombre
Eres esta claridad que llega
como un barco de fuego, una ciudad
de hogueras en su deriva lenta.
Vienes con una música
que sólo yo conozco.
Las palabras suben al racimo del día
savia fantástica, pura esencia planetaria,
y en tu nombre
trepo a la mañana a recoger el canto.
Alimento de ti esta locura calladamente
nuestra, esta alegría mansa de rosa infinita
que llega como un barco de fuego,
una ciudad de hogueras en su deriva lenta.
Ay tierra regresada, patria
de mis besos,
humus victorioso
que alza la aurora de tu boca mía como una manzana,
panal de dulces amapolas.
Luz que inventa las palabras.
Vienes a besarme
con una música que sólo yo conozco.
Ay tierra surcada de guitarras!
A tus orillas los geranios de plata,
muchedumbre de lirios esmeralda,
pequeños saltimbaquis de nácar y de espuma
que danzan en su eterna fiesta entre las piedras.
Te nombran los pájaros en la corriente del viento,
con un brillo de barco de fuego
de ciudad de hogueras en su deriva lenta.
Eres esta claridad que llega
como un barco de fuego, una ciudad
de hogueras en su deriva lenta.
Vienes con una música
que sólo yo conozco.
Las palabras suben al racimo del día
savia fantástica, pura esencia planetaria,
y en tu nombre
trepo a la mañana a recoger el canto.
Alimento de ti esta locura calladamente
nuestra, esta alegría mansa de rosa infinita
que llega como un barco de fuego,
una ciudad de hogueras en su deriva lenta.
Ay tierra regresada, patria
de mis besos,
humus victorioso
que alza la aurora de tu boca mía como una manzana,
panal de dulces amapolas.
Luz que inventa las palabras.
Vienes a besarme
con una música que sólo yo conozco.
Ay tierra surcada de guitarras!
A tus orillas los geranios de plata,
muchedumbre de lirios esmeralda,
pequeños saltimbaquis de nácar y de espuma
que danzan en su eterna fiesta entre las piedras.
Te nombran los pájaros en la corriente del viento,
con un brillo de barco de fuego
de ciudad de hogueras en su deriva lenta.
©Gabriel Impaglione
2 comentarios:
A veces pienso qué tristeza que te hayas marchado tan lejos, aunque de a ratos nos alcance tu palabra.
Y sea suficiente, para que no te hayas ido del todo.
abrazo,
d.
Gabriel, alma generosa y dueño del verbo intenso. Cariños a ambos, Julia
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