jueves, 18 de septiembre de 2008

Poema de Senén Rodríguez Perini




A las cinco de la tarde


A las cinco de la tarde

nació Sofía, mi primera nieta.

Es una hora común para muchos

pero no para los uruguayos de mi época,

Ruben Castillo llama desde siempre

"a las cinco de la tarde"

releyendo a Federico

"a las cinco de la tarde"

Sofia ha llegado

"a las cinco de la tarde"

coincidencias.


Y quizás duelen menos

las traiciones de los compañeros,

de los camaradas,

la falta de principios,

el dolor de las separaciones,

el olvido de promesas,

el sacrificio para nada.


Todo es mejor ahora

a las cinco de la tarde.

Recuerdo hasta con cariño

aquel 9 de julio militante

a las cinco de la tarde,

cuando la larga noche negra

comenzaba.

Allí estuvimos, a las cinco de la tarde.

Jamás olvidaré a Rubén convocándonos

pese a la censura de las bestias,

ni serán olvido esas vivencias,

pero hoy todo parece más suave,

mas lejano, menos triste,

porque en Cataluña,

nació Sofía, mi nieta,

el cuatro de octubre,

a las cinco de la tarde.


© Senén Rodríguez Perini

5 comentarios:

diana poblet dijo...

Vos amigo Senén, dirás, qué tendrá que ver esa manaza y esa manito acompañando a tu espléndido poema.

Y sí; encuentro que tienen mucho que ver, porque Sofía llegó a las cinco de la tarde a darte una mano,una Mano nueva que te dibujará esperanzas y alegrías aún, por suceder y todo esa maravilla comenzó, a las cinco de la tarde.

abrazo,
d.

Unknown dijo...

Bravo Senèn amigo, dile a Sofìa que a las cinco de la tarde de hoy tomarè tacitas de té en su honor; cómo no, por esta vida nueva. Te abraza, Julia

Danielita dijo...

Cada vez que lo leo no puedo evitar emocionarme muchisimo, a esa hora,en ese día, esa pulga, aunque sea a lo lejos, nos cambió la vida a todos, excelente viejo, como siempre acostumbra. Un abrazo

diana poblet dijo...

Y cómo no te emocionaría.
Me emociona a mí, sin conocerlos.
Gracias por pasar.
abrazo,
d.

Senén dijo...

Hoy, 9 de Julio, he buscado tu blog para releer mi propia poesia, han pasado unos cuantos años y mucha agua bajo nuestros vivenciales puentes. Pero seguimos aqui. Vaya mi cariño de siempre y un beso bien grande para ustedes, mi diseñadora de tapas y su hermosa aportación a la familia.
Si todo sale bien a fines de este mes o en agosto terminará el tramite jubilatorio y me regreso a Uruguay, veremos, dijo un ciego. Cuidense.