sábado, 23 de mayo de 2009

Poema de Elena Cabrejas





Ella (a la Hermana Alice Domon)


La distancia la trajo en su canoa de sal

y de agua oscilante

igual a una doncella extasiada.

Las estrellas marinas extendían sus brazos

como ella

en una ronda líquida que atraía a los peces

Pude verla danzar –al menos eso es lo que creí-

con sus pechos desnudos como dos rosas blancas.

Sus labios dormidos se bebían el mar

Las algas ponían anillos verdes en sus tobillos

collares casi azules en su garganta.

Y ella/continuaba su danza sin sentido

con su cabellera abierta

en largas llamaradas brillantes

y la misma seducción de las ninfas

enamoradas de un delfín.

Ella vino avanzando desde el fondo del mar

como una señal.

Con el sonido del espanto y sus pezones muertos

en una cámara de tortura.

Ella vino avanzando

con sus pasos de clausurar secretos

sobre su propia llaga

y el corazón de amar en otra parte.

Entonces comenzó a dar de comer a los peces

las niñas de sus ojos

(algunos preferían sus entrañas)

mientras continuaba su danza

surgiendo y resurgiendo asediada de piedras

y ellos se obstinaban en escarbar su ausencia

como una tinaja gris.

Frente al estrado del mar

y al oscuro tribunal de la noche

su cuerpo era un silencio que crecía/como una acusación.



(de novela“Algo habrán hecho” (Monjas francesas desaparecidas)

-actuó como prólogo-

de ©Elena Cabrejas

3 comentarios:

diana poblet dijo...

Desconozco el comentario apropiado a semejante poema.
Es un poema desmesurado, abruma en su pena constante, en su grito por justicia.
Así se siente este poema, Elena nos pasea por la tragedia y la convierte en danza, en regreso, en testimonio.
Impresionante forma de decir lo tremendo y que aún nos deje alguna esperanza iluminando los bordes.
Un abrazo Elena, gracias por esto,
d.

Anónimo dijo...

Gracias Diana, me emociona que entiendas el significado de mi poema, puesto que a mi amiga Alice, la admiré, era una bellísima persona, una santa, quizás algún día la Iglesia lo reconozca, no podías conocerla sin que te llegara su ternura por los demás, su alegría de vivir, su santidad, en toda mi obra hay algún poema o recuerdo para ella. Era y lo digo con orgullo MI AMIGA. ELENA CABREJAS
23 DE mayo de 09. 19 hs,

Gustavo Tisocco dijo...

Emociona Elena cada vez que lo leo.
Saludos Gus.