Qué cosas tienen las madres que nunca se van, cada mañana escucho a mi vieja inaugurando el día con su mate sonriéndome el tiempo con ropa limpia, el pañuelo en el bolsillo, la camisa sin una sola arruga, el "¿llevás todo nene?", o un abrigo por si refresca desde la pileta del patio con su tabla de lavar dale que dale con el federal marfil en esos inviernos de sabañones y la leche con pan y manteca mientras la radio encendida de tangos, rancheritas y coplas españolas en la cocina las ollas que no descansan ni las escobas ni los repasadores los olores y los sabores, el churrasquito con ensalada, la sopa de quacker o vitina, cabellos de ángel y estrellitas y esas meriendas de los domingos con pastafrolas y bizcochuelos mientras Fioravanti nos cantaba un gol millonario y la veo a Aurora como todos aquellos días nunca se fue, sus manos me siguen protegiendo.
Aníbal Jorge Sciorra
3 comentarios:
Y Aníbal aurorea, nos sacude con el recuerdo. Aníbal aurorea.
Llega hasta ella, su Aurora, la que aún lo acompaña cebando recuerdo con ese cariño manso que llevan las madres en sus secretas recetas de cocina.
Con mi abrazo,
d.
¡Cómo no identificarme con tu escrito, Aníbal! Todo lo que decís me trae a la memoria las vivencias de la niñez; sólo que la sopa de Quaker o vitina no me gustaban. ¡La leche con pan y manteca,mmm...! ¡Y ni hablar de los goles de River escuchados en la radio en el grito de Fioravanti!
Un abrazo y gracias por los recuerdos.
Sublime homenaje a las madres, a tu madre. Ellas se convierten en multifáceticas y santas a la vez.
Un abrazo con buena vibra desde mi espíritu!
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