lunes, 25 de mayo de 2009

Poema de Susana Cattaneo


En esta noche tan sola, tan libre de gravedad, con tanto verano en la sangre, te recuerdo. Así, en el centro de la eternidad, en el centro de tu ojo donde la lágrima es cielo y es el círculo de una estrella y es todo y nada y la vida y el miedo.
Es en esta noche donde Dios se esconde y lo busco. Lo encuentro y mi pregunta dice dónde estás, quién eres, dónde te vas cada vez que te pienso.
Qué azar te llevó consigo.
Cuál es tu mundo.
Dónde vives.
En esta noche tan sola, la sola te recuerda mientras un barco parte para siempre.

© Susana Cattaneo

sábado, 23 de mayo de 2009

Poema de Elena Cabrejas





Ella (a la Hermana Alice Domon)


La distancia la trajo en su canoa de sal

y de agua oscilante

igual a una doncella extasiada.

Las estrellas marinas extendían sus brazos

como ella

en una ronda líquida que atraía a los peces

Pude verla danzar –al menos eso es lo que creí-

con sus pechos desnudos como dos rosas blancas.

Sus labios dormidos se bebían el mar

Las algas ponían anillos verdes en sus tobillos

collares casi azules en su garganta.

Y ella/continuaba su danza sin sentido

con su cabellera abierta

en largas llamaradas brillantes

y la misma seducción de las ninfas

enamoradas de un delfín.

Ella vino avanzando desde el fondo del mar

como una señal.

Con el sonido del espanto y sus pezones muertos

en una cámara de tortura.

Ella vino avanzando

con sus pasos de clausurar secretos

sobre su propia llaga

y el corazón de amar en otra parte.

Entonces comenzó a dar de comer a los peces

las niñas de sus ojos

(algunos preferían sus entrañas)

mientras continuaba su danza

surgiendo y resurgiendo asediada de piedras

y ellos se obstinaban en escarbar su ausencia

como una tinaja gris.

Frente al estrado del mar

y al oscuro tribunal de la noche

su cuerpo era un silencio que crecía/como una acusación.



(de novela“Algo habrán hecho” (Monjas francesas desaparecidas)

-actuó como prólogo-

de ©Elena Cabrejas

lunes, 18 de mayo de 2009

Poema de Mario Benedetti



EL SUR TAMBIÉN EXISTE

Con su ritual de acero
sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirenas
sus cielos de neón
sus ventas navideñas
su culto de dios padre
y de las charreteras
con sus llaves del reino
el norte es el que ordena

pero aquí abajo abajo
el hambre disponible
recurre al fruto amargo
de lo que otros deciden
mientras el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y se hacen otras cosas
que el norte no prohibe
con su esperanza dura
el sur también existe

con sus predicadores
sus gases que envenenan
su escuela de chicago
sus dueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa
con sus gesta invasora
el norte es el que ordena

pero aquí abajo abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el Sur también existe

con su corno francés
y su academia sueca
su salsa americana
y sus llaves inglesas
con todos su misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
y su saña opulenta
con todos sus laureles
el norte es el que ordena

pero aquí abajo abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el Sur también existe.

MARIO BENEDETTI

Poema de Diana Poblet



PALABRAS A SU ESTRATEGIA

Se marchó Benedetti,
en aquella foto de ojos húmedos
creo que nos despidió.

Se marchó con su haiku sin métrica
porque lo importante era la lucha
su palabra militante, la que nos puso de pie

cuando las manos faltaban y la mirada fue horizonte
él mantuvo Presente su trinchera
esa palabra desbocada de silencios

la que ató esperanza al desamparo
la necesaria para acompañar el codo a codo
la que sin ser de amor, también lo fue

Seguro que Benedetti se mudó muy cerca,
acá a la vuelta, en la biblioteca del barrio
o sobre mi mesa de luz.

© Diana Poblet

Poema de Ramón de Almagro


Jazmines en Buenos Aires


Es Noviembre y los jazmines
han llegado a Buenos Aires,
con un aroma dulzón

van invadiendo las calles.

En cada esquina hay un niño

que los vende porque sabe
que toda mujer espera,
que todo hombre regala,

y es con muy pocas monedas,

como se alegran las almas.


Hoy los chicos de la calle

ya no mendigan, trabajan

con ramitos de ilusión

llevan pan para la casa

y unos bolsillos alegres

donde las monedas cantan.



Con el aroma dulzón

se va embriagando la tarde

y en cada mesa tendida

un vaso con flores blancas

nos dice que nadie olvida,

que hay un regalo en el aire,
que es Noviembre y los jazmines

ya perfuman Buenos Aires.

©Ramón de Almagro

domingo, 17 de mayo de 2009

Poema de James Ossco Anamaría



MAESTRO FUEGO

Maestro fuego

eres el rastro luminoso

eres tierno manante cristalino

eres fogata y relámpago andino

eres el susurro telúrico

del volcán Misti.


Maestro fuego,

eres página sagrada y herida

de la historia humana

Eres la pluma resistente

de los combates milenarios

Eres la fuerza atrevida

como la ola de Paracas

como las aguas de Mantaro

gestas y transformas

el amanecer de los humildes

Como las montañas de Apurímac

Gallardo avanzas en tus luchas.


Maestro fuego,

eres el rojizo choclo urubambino
eres la papa harinosa andina

desayuno combatiente de los humildes

Enseñadme el vuelo

de los picaflores y cernícalos

para vencer al gavilán traicionero

Enseñadme la melodía de la lluvia,
de los ríos y de los truenos

para danzar en la última fiesta.


Maestro fuego,

venenosos gases

nos persiguen y persiguen

mojad tu pañuelo de vicuña

con las aguas del Amazonas

para divisar el camino.


© JAMES OSSCO ANAMARÍA
Circa, invierno 1997.
Poeta torturado y asesinado en Perú

jueves, 14 de mayo de 2009

Poema de Cacho Agu


Mi corazón arrulla viejas canciones


Mi corazón arrulla viejas canciones.
Ronronea con ellas, se sumerge.
Descubre.


Veo pasar a una niña con sus juegos a cuestas.

Pasa un hombre cargado de años

con historias por contar.

Pasan jóvenes haciéndose arrumacos

celebrándose el uno al otro.

Pasa un albañil con su casco amarillo

y sus manos ásperas.
Pasa un estudiante enarbolando ideas

levando sueños.

Pasa una madre con su crío

también con sueños en las manos.

Pasa el cuidador de autos
una banda de tambores

un ciclista

alguien, que por allá, cumple años

pasa el oficinista, el legislador,

un funcionario

pasa una mujer levantando miradas

una bandada de siriríes

un perro vagabundo

pasa el vendedor de cosas en ofertas

pasa la luna y, en la autopistas, camiones

el mendigo,

la mujer que duerme en la avenida

una prostituta
los niños que aspiran para matar sus sueños
pasa un colectivo

paso yo entremedio de todos
y me traspasan.

Ronronean viejas canciones en mi corazón.

Se hacen nuevas.

Y celebro.



© Cacho Agu

Poema de Senén Rodríguez Perini


Aviso clasificado



Se venden en buen estado,

muy cuidados,

silla de ruedas eléctrica con comando a derecha,

batería con cargador, 40 horas de autonomía,

ruedas antipinchazos.

(Se reía, le gustaba, se sentía libre)

Andador de aluminio especial

con agarraderas antideslizantes.

(Nunca pudo andar segura)

Grúa para elevar pacientes prácticamente sin uso

(Ella la odiaba)

Cama articulada eléctrica

con colchón antiéscaras

(Le daba mucho calor y se enojaba)

Mesa de noche tipo sanatorio

con luz de resistencia variable

(¡Como le gustaba quedar de noche a media luz!).

Arco de protección para las piernas

(Recuerdo que decía sentirse como

una india en su carpa)

y nada más de cosas materiales

que otro pueda precisar, por unidad

o separado a precio sumamente bajos.

- Mi situcion económica

no me permite regalarlos -

Eso si,

me quedo con su sonrisa,

sus ojos profundos y tristes,

sus jazmines en flor en el patio,

su risa inolvidable,

sus recuerdos,

mis recuerdos,

el dolor por no tenerla,

y la alegría

porque sé que ya no sufre más,

ella que era pura vida,

que ya no sufre,

no sufre más.


©Senén Rodriguez Perini

viernes, 8 de mayo de 2009

Poema de Carlos Saraví Linares


Barb hijos

hoy murieron de hambre

veinticinco mil personas

y no hallo en el planeta

un barbijo contra el hambre



© Carlos Saraví Linares

miércoles, 29 de abril de 2009

Poema de Beatríz Martinelli - Foto Liliana Muente

Fotografía Liliana Muente

NO ME PREGUNTES


no me preguntes
no quieras saber
estoy deshaciendo una mujer
para hacer otra
que no tenga memoria
ni registre la duda

no me preguntes
es una tarea muy enojosa

©Beatríz Martinelli

domingo, 26 de abril de 2009

Poema de Elisabet Cincotta - Foto Emanuel Ginestet


SOY AQUELLA

Soy aquella
que rompió las escrituras,
acomodó los tiempos a los tuyos,

la que entró sin cautela a tu vida
y sembró de pétalos la estancia.

Soy la que vio amaneceres
en un lecho,
veló sueños de despedida.

Soy aquella.
La otra.
La viajera
que llegó tarde
y se fue temprano
de tu vida.

© Elisabet Cincotta

sábado, 18 de abril de 2009

Poema de Edna Pozzi



La casa con ruedas

Porque en definitiva lo que todos buscamos es “el aleph”, ese sitio de reunión de todos los puntos, de todas las direcciones posibles, esa zona de unión entre el pasado y el impredecible futuro, esa iluminación que nos ama y su vez nos despoja, esa comprensión de que en nosotros se opera una síntesis o esa mirada que a su vez nos desnuda y nos viste, ese paisaje que contiene todos los paisajes, la montaña y el mar, los llanos y los ariscos pedregales. Ese “aleph” que es la pérdida y la total ganancia y donde las palabras llegan desnudas a su dura patria inmóvil. Recién nacidas llegan.
Porque todos somos espíritus errantes, pero algunos llegan a ese lugar, a esa casa, a esa región adonde alguien o algo nos mira con amor y con piedad. Puede ser una persona o una piedra, un ángel , una estrella, puede ser a la vez todas esas cosas juntas , puede ser un niño , puede ser un corazón en ruinas, puede ser la muerte pero también puede ser el fugaz paso de Dios, la cercanía del conocimiento. Porque nos hemos detenido en nosotros mismos y paleamos todos los días una montaña de basura y escupimos en las manos de los que dicen amarnos y no nos atrevemos a nombrar el amor y mucho menos la libertad, porque son en nosotros la parodia de lo que no quisimos perder y vendimos al mejor postor. Viajeros grises de los mercados, sacudiendo al amanecer las cenizas viejas del tabaco o del tedio. Porque ejercimos la seducción de la palabra y después abandonamos al otro en mitad del charco de sangre, repartimos soledad y desesperanza, miedo y cobardía. Porque fuimos más claros pero a su vez más crueles, más enteros pero a su vez más frágiles, más habitados pero a su vez más desesperadamente solos. Y porque debe haber algún sitio que se ilumine al atardecer, yo le he puesto ruedas a mi casa. No sé si encontraré el “aleph”, pero por menos lo buscaré. No sé si decidiré que algún día puedo cambiarlo por un pequeño amor inmóvil, mísero y lastimado, la aceptación resignada de que toda redención viene en parcelas menguadas y frágiles y que el dolor será mi copiloto. Pero yo le he puesto ruedas a mi casa. Sigo el impulso más antiguo del mundo. Vivir es navegar. Todo movimiento es acechanza pero también misterio y promesa. Y nadie me busca. Yo busco. La casa de desplaza y todo lo que soy y lo que tengo se desplaza con ella. Algo. Alguien, en algún lugar, espera. Tengo que llegar con mi casa entera, como una rama encendida. Por eso le he puesto ruedas. En esta cercana Navidad del 2008, donde está naciendo Aquel que se llamará nuestra Justicia. Un rato antes de perderme en la niebla.

© Edna Pozzi

jueves, 16 de abril de 2009

Poema de Jorge Estrella


LA TRISTEZA

Sólo por curiosidad

a veces me quedo espiando

lo que hace la tristeza

cuando cree estar sola.

Fuma algún cigarrillo

desnuda frente al fuego

y, tranquila, se sienta,

con las piernas cruzadas.

Tararea canciones muy antiguas,

se castiga un poquito

con recuerdos nostálgicos

y clausura todas las sonrisas.

Si se duerme, ronca apenas

y luego se despierta
para contarse historias.

No aguanto mucho estar así,

mirándola en silencio,

me siento junto a ella

y la abrazo mansamente.

Es entonces que exhala

un pequeño suspiro

y aprovecha el momento

para invadirme todo.

©Jorge Estrella

Poema de Norma Padra



En la lúdica noche

la lluvia se extiende
y
abriga el silencio de tu voz.
Sin saber que veo,

miro el corredor sombrío
sin puertas.
Alguien enciende una luz y apareces,
huésped de luciérnagas!

©Norma Padra

miércoles, 15 de abril de 2009

Poema de Víctor Hugo Tissera

El violinista de Miguel Ruibal

PARIENDO SOLEDADES


Sólo la soledad
puede tocar el útero de la noche.
Es el momento en que gime el universo,
y se abren los muslos de jóvenes estrellas
pujando resplandores.
Detrás de cada brillo
se congregan los Elfos del abismo,
en un designio de oráculos y signos.
Toda la constelación
traza compases de conjuros
por angélicos jinetes,
mientras las sombras
lloran lágrimas que caen
sobre los muros vencidos de este mundo.
No obstante,
siento que puedo tocarle los ojos a la noche
y me conmuevo.
Comprendo que he sido un solitario
entronizado en el acíbar de mi mismo.
Pero hoy despierto después de la ceguera
con la resurrección del sol
entre mis manos,
y compruebo que existe tanta luz
aún desde las sombras,
que nos es humano vivir, pariendo soledades.

© VÍCTOR HUGO TISSERA

martes, 14 de abril de 2009

Poema de Aldo Novelli



ELLA A PESAR DE TODO


ella avanza

sin descanso ni sillas en el camino

ella va

atraviesa montes y llanuras

bajo soles incendiados y lunas heladas

y avanza

el poeta se detiene

afloja el ritmo

a veces se confunde

se sienta en la silla del poder

pero ella no transa

llega a la ciudad

camina por calles nocturnas

corre el último colectivo

mira la luna con una mujer ciega

habla con los mudos

juega con niños en el parque

ladra junto a un perro callejero

huele una rosa negra

y sigue

cruza las bocacalles sin mirar

la atropellan

la insultan

la quieren arrestar

pero ella sigue

entra en el alma de un suicida

y lo salva

sube a las alturas

habla con los dioses

y discute con satanás

entra al cuerpo de un menesteroso

y bebe vino barato

se emborracha

y se droga

con los muchachos en la plaza

incendia gomas en la ruta

reclama paz y pan

pan y rosas

verdad y justicia

enfrenta la usura

al poder de los totalitarios

a torturadores y genocidas

no quiere circo

ni hueso

ni vino agrio

ella no se arrodilla

no se vende

grita sueños y libertad

hace amigos sin tiempo

compañeros entrañables

reclama lo imposible

cambia el mundo

lo destruye

y crea

un mundo nuevo

ríe y llora como un niño

como un hombre libre

como un sueño realizable

y sigue adelante

persigue utopías cabalgando unicornios

navega los siete mares de la tempestad

sobrevive

y sigue sin tiempo

para pausas tramposas

para habladurías vulgares

entra a los barriadas marginales

a los barrios abandonados a la mala del diablo

se interpone entre dos contrincantes

y le disparan a la cabeza

pero ella: la poesía

no se inmuta

solo sigue

debe llegar al final

de un camino sin fin

debe llegar a destino

a la salvación de todo hombre y mujer

debe llegar al amor fundamental.


© aldo luis novelli